«El lenguaje nos ayuda a capturar el mundo, y cuanto menos lenguaje tengamos, menos mundo capturamos. O más deficientemente. Una mayor capacidad expresiva supone una mayor capacidad de comprensión de las cosas. Si se empobrece la lengua se empobrece el pensamiento.»
(Fernando Lázaro Carreter; Zaragoza, 13 de abril de 1923 - Madrid, 4 de marzo de 2004.
En Babelia, 2001)
Aunque no pensemos, con Wittgenstein, que "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo", sabemos que nuestra pericia lingüística está directamente relacionada con nuestra capacidad para comprender la realidad e incidir en ella... En último extremo, nadie puede comprender lo que no puede nombrar: un experto chamán que sólo ha vivido experiencias tribales no podrá comprender qué es un aula de nuestras escuelas ni lo que en ella se hace; por contra, cualquier persona versada en Antropología sería capaz de comprender e interpretar significativamente las costumbres de una tribu o los rituales del propio chamán. Y es que no podemos pensar sin lenguaje, no hay reflexión posible sobre lo que está más allá de nuestro universo de discurso... De ahí la importancia que tendría un verdadero énfasis en las habilidades lingüísticas (desde las comprensivas hasta las creativas) como eje de nuestros sistemas educativos.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Abril de 2011.
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